CÓMO CONSEGUIR QUE LAS NUBES HAGAN REALIDAD TUS SUEÑOS

¿Cuántas veces en tu vida han aparecido nubes en tu horizonte?

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Momentos de incertidumbre, de no ver nada claro, de pensar que no estás viviendo la vida que te gustaría y de no saber qué camino tomar para ver nuevamente el cielo claro y despejado.

Otras veces eres plenamente feliz y cuando menos te lo esperas aparecen negros nubarrones que presagian tormenta y te cae un gran chaparrón encima, estropeando aquella felicidad instantánea por la que atravesaba tu vida en ese momento, sin darte tiempo a abrir el paraguas o a encontrar un lugar donde resguardarte.

Seguro que mientras estás leyendo estas líneas te preguntarás por qué te hablo hoy de las nubes y lo hago porque me gustaría contarte algo que mi abuela nos enseñó a mi hermana y a mí cuando éramos pequeñas.

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Hace muchos años, cuando aún no existían los móviles, ni las redes sociales y las personas aún disfrutaban compartiendo su tiempo juntas, a mi hermana y a mí nos encantaba pasar los fines de semana de Otoño con mis abuelos, en una pequeña casa que tenían en el campo, en esa época del año en la que aún hace buen tiempo y puedes disfrutar asando castañas en el patio o dando largos paseos entre los árboles frutales.

Por la noche, cuando mi abuelo dejaba de trabajar la tierra nos contaba bellas historias y durante el día pasábamos la mayor parte del tiempo con mi abuela, que era una gran observadora de la naturaleza.

Nuestro pasatiempo favorito consistía en sentarnos juntas a charlar, mientras contemplábamos el paisaje y el movimiento de las nubes.
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Ha pasado mucho tiempo, pero no he podido olvidar la sonrisa que siempre iluminaba el rostro de mi abuela, así que mí hermana y yo considerábamos que ella era la persona más feliz que conocíamos.

Mi abuela solía decirnos que el único secreto para ser plenamente feliz es conseguir hacer realidad todos tus sueños, algo que yo consideraba imposible, pero mi abuela afirmaba haberlo conseguido, a pesar de que su vida no había estado exenta de dificultades.

Solía hablarnos de las nubes y nos contaba que una persona puede tener tantos sueños como nubes hay en el cielo y que debes conseguir mantener viva la ilusión y creer en tu sueño para atraparlo antes de que se te escape, como las nubes, que parecen estáticas, pero siempre están en continuo movimiento.

Mi abuela pensaba que los problemas, como las nubes, no eran obstáculos, sino oportunidades que llegan a tu vida y permiten que modifiques tus circunstancias, dando lugar a un paisaje nuevo y diferente que tú mismo has creado.

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Mi abuela nos enseñó cómo hacer realidad nuestros sueños y cada tarde nos pedía que cerrásemos los ojos, pensáramos en un deseo y al volver a abrirlos eligiésemos la nube que haría realidad nuestro sueño y antes de que la nube se marchase por el horizonte al final de la tarde, teníamos que pensar en un plan de acción para llevar a cabo nuestro sueño y contárselo a ella, que solía ayudarnos a ponerlo en marcha y así es cómo mi hermana y yo pensábamos que en las nubes se escondía el secreto de nuestra felicidad.

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Una tarde en la que el cielo parecía claro y totalmente despejado, empezó a soplar un viento muy fuerte que trajo consigo grandes nubes que comenzaron a cambiar de color, entonces mi abuela nos dijo que vendrían días de lluvia y tormenta.

Mi hermana y yo nos entristecimos pensando que nos aburriríamos sin poder salir a jugar al campo, sin embargo mi abuela nos enseñó a desarrollar nuestra imaginación y aprendimos nuevas formas de entretenernos en aquellos días de tiempo desapacible.

Nos sorprendió los días tan felices que pasamos.

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Y así fue cómo mi hermana y yo aprendimos a vivir tanto en los días azules de nubes blancas de algodón, como en los días grises y oscuros, en los que el sol se marcha antes de tiempo y sólo hay sombras a tu alrededor, pero si eres valiente y aprendes a vivir esos momentos de incertidumbre y oscuridad, encontrarás oportunidades que desconocías y así es como mi hermana y yo hemos aceptado con naturalidad y entereza los reveses que muchas veces nos ha traído la vida, desarrollando nuevas formas de resolver los problemas y confiando en que vendrían tiempos mejores y volveríamos a ver nuestros sueños reflejados en nubes blancas de algodón.

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A medida que fui creciendo me dí cuenta que en realidad no son las nubes las que hacen posible tus sueños, sino el creer en ellos y el poner toda tu ilusión en llevarlos a cabo, que es lo que mi abuela nos enseñó en aquellas tardes de Otoño y esto es lo que más me ha servido a lo largo de estos años para no desanimarme ni abandonar nunca ninguna de las metas que me he propuesto conseguir en la vida.

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La mayoría de las personas que no logran aquello que desean, no es porque tengan mala suerte o porque no sepan gestionar su vida, sino porque les falta fe y dejan de creer en su sueño antes de tiempo, haciendo morir la realización de su deseo antes de que vea la luz del sol.

A todos nos gustaría vivir entre nubes de algodón y que no existiesen problemas a nuestro alrededor, pero somos cada uno de nosotros quienes debemos gestionar las nubes de nuestra vida y podemos lograr que dibujen nuestros sueños o bien hacer que se desate la tormenta.

Depende de cada uno de nosotros y no de las circunstancias, el conseguir brillar o ser envueltos por la niebla.

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Lo bonito es que la vida te enseña que después de una gran tormenta, siempre vuelve a salir el sol y entonces te das cuenta de todo lo que has avanzado en tu vida y de lo que has crecido como persona, porque has podido salir adelante en las peores circunstancias y aunque tengas que abrir el paraguas varias veces y haya ocasiones en las que incluso un gran chaparrón llegue a mojarte de los pies a la cabeza, al final la luz del sol vuelve a iluminar tu vida y ese período de lluvias y tormentas es el abono que hace florecer el paisaje de tu vida y te fortalece como persona, ayudándote a conocerte mejor y a darte cuenta que eres más resistente de lo que imaginabas.

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Así que, si alguna vez aparecen nubes en tu horizonte, no tengas miedo y busca en ellas las oportunidades que cada día te brinda la vida.

Sobre todo, como solía decir mi abuela, sigue creyendo en ti y en tus sueños y pase lo que pase, no los abandones nunca.

Te mereces lo mejor y si así lo consideras, llegarás tan alto como las nubes que habitan en el cielo y verás tu vida desde una nueva perspectiva, donde la luz del sol te devolverá su sonrisa y siempre serás el protagonista de tus sueños.

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5 comentarios sobre “CÓMO CONSEGUIR QUE LAS NUBES HAGAN REALIDAD TUS SUEÑOS

  1. Importante no olvidarnos nunca de lo cambiantes que son las nubes. Cuando vemos esas nubes blancas de algodón sobre un radiante cielo azul, hemos de ser conscientes de que, en algún momento, aparecerá una nube negra que nos dejará un chaparrón y hemos de estar preparados para ello. Igualmente, cuando nos encontremos bajo la tormenta, hemos de ser capaces de ver todo lo que nos espera cuando amaine, todo lo que está por venir.
    Gracias Amparo, por compartir tus reflexiones. Un abrazo

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    1. Gracias a tí Miguel, efectivamente debemos ser capaces de adaptarnos a los días radiantes y a aquellos en los que hay grandes nubarrones que presagian tormenta. La vida es cambiante y nada es definitivo, todo depende de cómo lo miremos y de cómo nos veamos a nosotros mismos.
      Un abrazo y gracias por comentar, como siempre. Te lo agradezco.

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  2. Buenas tardes, Ampari:

    ¡Qué sabios son nuestros abuelos! ¡Qué sabiduría encierran sus enseñanzas! Este relato tan hermoso, nos sirve para creer en nuestros proyectos y desearlos con tanta fuerza para que podamos iniciar su desarrollo.

    Como sabes, las nubes no son otra cosa que vapor de agua suspendido en la atmósfera que avanza empujado por la velocidad del viento. Estarás de acuerdo conmigo, que contemplar un horizonte lleno de nubes y las formas que dibujan, es una de las postales más hermosas que nos podemos encontrar en este otoño madrileño. Tal es su belleza, que los pintores clásicos sucumbieron a ella, prendidos por la tonalidad de colores, fruto de la combinación de las nubes con la luz solar, y ha sido reflejado en multitud de cuadros.

    Nuestra vida siempre será una mezcla de días claros con otros nublados. De hecho, cada uno de nosotros, en el momento de nacer, somos como un mapa del tiempo, en el que habrá marejadas, viento plácido y todo un batiburrillo de fenómenos atmosféricos, que contribuirán a forjar nuestra personalidad. Lo que considero importante, tal y como apuntas en esta estupendísima reflexión, es que por muy mal que vengas las cosas, debemos creer en nosotros mismos, en nuestro potencial y en esa fuerza interior, que cada uno tiene, para seguir adelante, no solo con nuestros proyectos o sueños, sino con la alegría de poder seguir viviendo cada día como un maravilloso regalo.

    Esta reflexión, si me lo permites, es un claro homenaje a la figura de los abuelos, quienes con sus enseñanzas, que calan de lleno día tras día en los corazones de tantas generaciones, permiten ver, analizar y entender el mundo que nos rodea de forma placentera y serena, alejado de la tensión que no conduce a nada. Los abuelos nos ayudan a sentir la presencia del sol, incluso en días nublados.

    Me ha encantado leer tu relato. Gracias por escribirlo, Ampari. Hasta pronto.

    Alberto

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  3. Querido Alberto: Muchas gracias por tus siempre hermosas reflexiones y enseñanzas, aprendo mucho de ellas. Para mí mis abuelos fueron de los mejor y el otro día pensaba que aunque ahora tenga 40 años y me sienta mayor,esto me ha dado la oportunidad de pasar más tiempo con mis abuelos y eso es algo que no cambiaría por nada. Un fuerte abrazo querido amigo y seguimos en contacto. Te deseo mucho ánimo y mucha fuerza en todos tus proyectos.

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